sábado, 23 de abril de 2016

"Travesía del Peñón de Gibraltar" por Joaquín Herrán Prieto



      Cuando se visita la mole del Peñón de Gibraltar, la mítica roca Calpe, se suele asociar esta visita con el recorrido de una única calle, Main Street, y un frenético entrar y salir de una variada y colorida multitud de tiendas donde el viajero intenta encontrar alguna ganga o algún deseado producto que, gracias a los trucos o prácticas hacendísticas, podremos  obtener con un atractivo precio. Cargados de bolsas y compras, tras el cruce de la Aduana, la visita toca a su fin.

Sin embargo, Gibraltar es mucho más que esto, una posibilidad de aunar naturaleza, historia y política en una ruta senderista al sur de la provincia de Cádiz. En nuestro caso, además, aprovechamos la oportunidad que también se nos brinda como recurso pedagógico al realizar esta ruta con grupos de alumnos que pueden así conocer y comprender una realidad cercana pero en bastantes aspectos desconocida, incluso tal vez incomprendida. Nos disponemos, pues, a realizar un recorrido que nos llevará primero a ascender hasta casi la cima de Gibraltar y, posteriormente, realizar la bajada desde la cara opuesta de la roca que no vemos desde La Línea. Debemos contar con un tiempo total de unas siete horas para completar la travesía.

Tras pasar la Verja, atravesar las pistas del aeropuerto y cruzar las puertas de la antigua frontera, comenzamos a adentrarnos en la calle Real, pero inmediatamente la abandonamos y comienza entonces una exigente subida de una casi interminable escalera que nos deja junto al llamado Castillo Moro y la entrada al parque natural que ocupa una buena parte del Peñón. Recobramos el aliento y aquí podemos aprovechar las posibilidades de la historia pues inmediatamente encontraremos los túneles excavados en la Segunda Guerra Mundial y poco después los llamados túneles del asedio (español) y la pequeña exposición figurativa de este mismo asedio español del siglo XVIII.

Casi sin darnos cuenta hemos ganado bastante altura y ahora dominamos con nuestra vista gran parte de la bahía y el inicio de la costa malagueña. Un buen momento para reflexionar e intentar comprender el llamado "contencioso de las aguas jurisdiccionales" que enfrenta a España y el Reino Unido. Continuamos ascendiendo por una estrecha y a veces empinada carretera hasta que encontramos la estación del teleférico donde tras un rato de merecido descanso y las imprescindibles fotos con los monos del Peñón (en realidad macacos de Berbería) reemprendemos la marcha, si es posible cresteando y, si no, continuando por la carretera.

Tras atravesar la Guarida de los Monos, donde podemos esperar alguna sorpresa con estos simios, nuevamente se abren las posibilidades históricas al visitar las casamatas y nidos de ametralladoras de la Segunda Guerra Mundial, las posibilidades paisajísticas pues podremos contemplar a la vez las dos vertientes del Peñón de Gibraltar y las senderistas pues la marcha continúa ascendiendo por la carretera.

Tal vez ahora se inicia uno de los momentos más emocionantes del día: el comienzo de la bajada por la cara opuesta de la Roca, siguiendo los llamados Mediterranean Steps, una bajada bien acondicionada donde veremos a nuestros pies el Mediterráneo y nos acompañará en nuestro descenso el graznido de cientos de gaviotas que encuentran aquí su hogar. Al terminar la bajada habremos llegado al otro extremo de Gibraltar, la llamada Punta Europa, desde donde la cercana África nos permite reconocer las similitudes de ambos mundos.

Una nueva sorpresa nos aguarda: un cementerio judío del siglo XVIII reacondicionado hace poco para poder ser visitado y que merece un rato de nuestro tiempo. Seguimos hasta el monumento de las Columnas de Hércules: estamos en una de ellas y en la cercana África podemos contemplar la otra, el Djebel Musa. Ahora iniciamos el descenso de vuelta en el que podemos descubrir un atractivo jardín botánico igualmente desconocido para aquellos que sólo buscan las compras.

Hemos llegado al otro extremo de Main Street y, por supuesto, también dedicamos un rato al entretenimiento de las tiendas y las compras, sin por ello dejar de visitar o contemplar el palacio del Gobernador, alguna iglesia anglicana o simplemente el plácido paseo de los diferentes grupos humanos que pueblan este rincón de la Península Ibérica.


Una buena pinta o un refrescante té pueden ser un buen colofón para un día en el que naturaleza, historia y política nos han acompañado en un recorrido diferente a través de esta roca. 
































                                                                         





































(El reportaje fotográfico recoge sendas subidas al Peñon de Gibraltar con escolares llevadas a cabo los días 16 y 18 de abril de 2016)



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