jueves, 12 de febrero de 2015

Picacho de Castillejos y Cruz del Juanar. Donde acaba Marbella.


A espaldas de esta ciudad de la Costa del Sol se encuentra una  sucesión de montañas que no deja de sorprendernos por su riqueza natural y las posibilidades para la práctica del senderismo e incluso del montañismo. Ciertamente el brillo de este enclave turístico oculta una naturaleza inesperada. Hasta que no se sube a las cotas que la rodean no puede tomarse conciencia de un entorno donde las elevaciones malagueñas se encuentran directamente con el mar. Podemos disfrutar de vistas y ecosistemas muy interesantes y desniveles de más de mil metros. Todas las emociones que nos pueden ofrecer la alta montaña. 

El refugio del Juanar suele ser el centro para iniciar cualquier excusión y de allí parten las diferentes rutas. Existe un hotel que antaño fue uno de los primeros paradores de España y enseguida experimentamos que nos encontramos en un ambiente montañero distante sólo a unos 17 kilómetros de Marbella. Podemos partir del centro comercial La Cañada en dirección a Ojén para después desviarnos por la carretera M-469 que nos lleva serpenteando hasta el refugio.

La propuesta senderista del club senderista Camino y Jara, y de su rutero Daniel Aragón, consistía en superar dos cotas, Castillejos y El Juanar, con unas variaciones de nivel acumulado de más de mil metros y unos 19 kilómetros de recorrido que se pueden cubrir en unas 9 horas. Para empezar la ruta hay que desandar unos 800 metros para seguir las indicaciones de la denominada Ruta del Pozuelo. Hay que bajar hasta el arroyo del Juanar para después iniciar un ascenso de casi dos kilómetros y medio por un camino bien definido. El frío tempranero desaparece cuando los primeros rayos nos anuncian que el sol nos acompañará durante toda la jornada. 

Llegados al Puerto del Pozuelo nos encontramos con la primera bifurcación. Debemos desviarnos a nuestra derecha para continuar ascendiendo y atacar directamente el Castillejos que, con una altura de 1.238 metros, representa la máxima elevación de Sierra Canucha. Aquí las rocas se imponen a la vegetación y durante los últimos metros de subida hay que olvidarse de los bastones para utilizar las manos. Una vez arriba dominamos el entorno. Lo más llamativo son las cretas de los inexpugnables Cuchillos de Sierra Canucha de difícil acceso y un reto colosal para cualquier montañero. Este entorno domina buena parte de las sierras malagueñas. Sierra Real, Sierra de las Nieves y algunas poblaciones como Yunquera.

Hay que volver por el mismo camino para recuperar nuestra senda. El paisaje es más variado con pinos y encinas y algún pinsapo aislado. Vamos bordeando los valles hasta llegar al alto de la Viborilla. Después un nuevo valle con formaciones rocosas que en muchos aspectos nos recuerdan a las sierras gaditanas. Ya entonces se divisa el alto de la cruz del Juanar en Sierra Blanca. Nueva bajada pronunciada para adentrarnos en el sorprendente inesperado Pinar de Monterrey. Desde allí conectamos con una senda que es común a La Concha y muy utilizada por excursionistas.

El alto de Las Allanas merece un descanso antes de atacar definitivamente el Juanar. Una vez arriba hay que asomarse a  todas sus vertientes. Porque todo el Juanar es un balcón. Hacia el norte un horizonte infinito de montañas y hacia el sur Marbella y sus costas. Un balcón natural ante el que nadie se resiste a sacarse las fotos con la ciudad al fondo. Es también un lugar de peregrinación reconocible desde la costa. Bajamos por la cara este, la más pronunciada y directa, con un desnivel muy grande. El primer kilómetro por un sendero pedregoso, a veces irreconocible, hay que hacerlo con mucha precauciones y a paso de tortuga por las rocas sueltas y con la ayuda de bastones. 


Hasta que llegamos al alto de Marbella. Un nuevo entorno de mucha riqueza, con miradores para ofrecer nuevas vistas de la cota que hemos dejado a nuestras espaldas. Otra bajada por un sendero más cómodo pero ya nada resulta fácil porque las rodillas están castigadas. Los paisajes van cambiando conforme vamos perdiendo altura. Dejamos a nuestra derecha el mirador del Macho Montés, donde se hace una romería, y la zona de Puerto Rico. También nos encontramos un montaña de paredes verticales ideales para la escalada. La jornada acaba cuando nos encontramos con las primeras casas de la ciudad y el asfalto de la carretera de Ojén.      





























































































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