domingo, 29 de mayo de 2016

Abrigos rocosos de Sierra Momia


                   
             
            Situada muy cerca de los pantanos del Celemín y de Barbate, y dentro del término municipal de Benalup-Casas Viejas, Sierra Momia es un claro exponente de las riquezas naturales y arqueológicas que atesora el Parque Natural de los Alcornocales.     Este entorno alberga un complejo de cuevas o abrigos de habitación prehistóricos con numerosos testimonios de lo que conocemos como pinturas rupestres, realizadas en las paredes de estas concavidades, así como una serie de tumbas antropomórficas que constituyen en su conjunto los testimonios más antiguos de la humanidad.
        Las grandes formaciones de areniscas albergan cavernas de los más diversos tipos, producto, sobre todo, de la erosión eólica.  Pero los yacimientos y pinturas, que podrían datarse a finales del Neolítico o inicios de los Metales, se encuentran muy deteriorados por el abandono que sufren y la exposición a los agentes climáticos, hasta el punto que resulta difícil identificar los elementos que fueron dados a conocer por primera vez a la comunidad científica  a principios del siglo XX.   
     La propuesta senderista-cultural del club Camino y Jara consistía en recorrer este conjunto de abrigos rocosos. No se trata ni existe propiamente una ruta, porque los lugares a visitar se encuentran algo dispersos y las posibilidades variadas, pero se podría acometer esta empresa a escala oficial para dar a conocer este lugar que tiene también un indudable valor geológico y de paso emprender también actuaciones para salvar de una vez  lo que queda de las pinturas.
    La caminata empieza por la colada de Cermeño para conectar con la garganta del Cuerno y pronto, a nuestra izquierda según ascendemos, nos encontramos con el primer complejo denominado Cuevas de Pretina, enclavadas en estas laderas de areniscas. Más arriba, en lo más alto de la cresta, nos encontramos con la necrópolis que consta de dos hileras de tumbas de diverso tamaño. Lo que sigue es un conjunto extraordinario de formaciones rocosas, desconocidas por muchos, y que se han bautizado con nombres como cueva de la Ventana, del Arco o de la Columna. Desde lo más alto tenemos amplias vistas sobre la comarca de la Janda, los embalses y las poblaciones de cercanas.
     La vuelta se hace por la colada de Boca de Fo, a través del  abandonado Cortijo Guerrero, buscando el corredor verde Dos Bahías para desembocar en el pantano de Celemín.   
 

































   

martes, 17 de mayo de 2016

Patios de Córdoba

     

       La Fiesta de los Patios de Córdoba, declarada en 2012 Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, es un concurso que cada mes de mayo atrae a un gran número de visitantes que invaden su casco antiguo, plano en mano, dispuestos a no perderse ninguno de estos recintos floridos repartidos por sus principales barrios.
      Los patios más conocidos están situados en el barrio del Alcázar Viejo, con su centro neurálgico en la calle San Basilio, seguidos de los de Santa Marina y San Agustín. Los vecinos quieren abrir sus casas para mostrar estos tesoros ocultos durante el resto del año, aunque los hay también que se pueden visitar en otras épocas. A la par que se fomenta la conservación de la arquitectura típica, cuando la vida de sus moradores giraba alrededor de estos patios, se puede admirar también numerosos útiles tradicionales y elementos de épocas pasadas, como el propio mobiliario, o los pozos de agua. Se trata, pues, de una oportunidad única para respirar el alma cordobesa que se conserva en esta costumbre que se remonta a la década de los años treinta del siglo pasado
        Existen dos categorías  para  premiar los mejores patios pertenecientes a la arquitectura antigua y moderna. Las puertas de cada uno de ellos aparece flanqueada por dos grandes setos para no dejar lugar a dudas que nos encontramos ante uno de estos recintos que participan en el concurso, pero todo invita a perderse por estas calles cordobesas impregnadas por una gran variedad de plantas y flores.
     Una verdadera fiesta de la primavera desbordante de aromas y colores en la que una cascada florida nos saluda desde los balcones de una ciudad que no duda en mostrar sus bellezas cada mes de mayo.